Un día, un joven agricultor llamado Ajay llegó a la tienda de hierbas medicinales de Salvi. Se veía muy débil, pálido y apagado. Ajay le contó a Salvi sus problemas: «Doctor, me duele el estómago a menudo, no tengo apetito y de vez en cuando sufro una peristalsis intestinal extraña. Otras personas del pueblo tienen síntomas similares, y algunas incluso se sienten cada vez más débiles, y parecen no poder soportarlo».
Tras escuchar atentamente, Salvi guardó silencio un momento y confirmó los síntomas descritos por Ajay: eran, obviamente, enfermedades causadas por parásitos intestinales. En la medicina tradicional de la antigua India, existen muchas hierbas que pueden expulsar los parásitos intestinales, pero lo primero que Salvi pensó fue en la hierba que su padre usaba a menudo: el ajenjo.
"Sus síntomas son comunes. El ajenjo puede eliminar eficazmente los parásitos del cuerpo", dijo Salvi. "El ajenjo es una de nuestras hierbas ancestrales más poderosas. Puede eliminar los parásitos del cuerpo y ayudar a restaurar la salud intestinal".
Salvi sacó una botella de aceite esencial de ajenjo dorado, que él mismo recolectó y refinó bajo la guía de su padre. Le explicó a Ajay que la esencia de ajenjo no solo puede eliminar eficazmente los parásitos intestinales, sino también aliviar las molestias gastrointestinales causadas por infecciones parasitarias. Le pidió a Ajay que tomara unas gotas de aceite esencial de ajenjo todos los días, acompañadas de agua tibia, y que evitara las comidas picantes y grasosas.
Ajay comenzó el tratamiento con confianza. Sin embargo, a Salvi no solo le preocupaba su curación, sino también cómo restaurar la salud de los aldeanos. Salvi sabía que los parásitos no eran simplemente problemas fisiológicos, sino que a menudo provenían de la contaminación de los alimentos y el agua, y de los malos hábitos de higiene. Por lo tanto, decidió combinar el tratamiento con la educación.
Unos días después, Ajay regresó a la herbolaria con paso relajado y ojos brillantes. Le contó a Salvi que, tras tomar aceite esencial de ajenjo, sus síntomas mejoraron significativamente, el dolor de estómago desapareció, recuperó el apetito e incluso sintió una oleada de energía sin precedentes en su cuerpo.
"¡Dr. Salvi, sus hierbas son increíbles!", dijo Ajay agradecido. "Me siento como si hubiera renacido".
Salvi sonrió y dijo: «Este es un regalo de la naturaleza. Debemos aprender a convivir en armonía con ella». Continuó enseñándole a Ajay que no solo debía depender de las hierbas, sino también cuidar la limpieza del entorno, limpiar regularmente el agua de la casa, evitar el contacto con lugares sucios y prevenir las infecciones parasitarias.
Con el tiempo, la tienda de hierbas medicinales de Salvi fue ganando cada vez más confianza y respeto entre los aldeanos. La popularidad del ajenjo como antihelmíntico aumentó gradualmente, y mucha gente empezó a acudir en busca de tratamiento. Salvi también transmitió la sabiduría de su padre de generación en generación, enseñando a más jóvenes a usar hierbas naturales para ayudar a las personas a recuperar la salud.