En una aldea remota y tranquila, un extraño rumor comenzó a circular repentinamente un día: los residentes palidecía, se debilitaban y se agotaban, como si les estuvieran drenando la vitalidad. Al principio, se trataba de un caso aislado, pero pronto más aldeanos comenzaron a experimentar síntomas similares. Los médicos, desconcertados, no pudieron determinar la causa de esta extraña enfermedad. Entre los aldeanos corría el rumor privado de una antigua maldición: esta enfermedad convertía a las personas en fantasmas vivientes, pálidos y sin vida, como si fueran absorbidos por una fuerza invisible, y se convertían en vampiros.
Pero la verdad es mucho más siniestra. Sin que los aldeanos lo sepan, una amenaza silenciosa e invisible acecha en su comunidad desde hace generaciones. A medida que los "vampiros" drenan silenciosamente la sangre de los aldeanos, estos se debilitan cada vez más y su energía se desvanece. Por la noche, se vuelven inquietos, incapaces de dormir, y su piel adquiere una palidez fantasmal. Incapaces de explicar el deterioro de su salud, los aldeanos comienzan a llamarla "enfermedad de los vampiros", una maldición que los hace sentir como si una fuerza invisible los estuviera drenando.
La situación empeoró cada vez más hasta que una curandera local, una anciana que llevaba décadas viviendo en el pueblo, reconoció los síntomas en un recuerdo lejano. Recordaba haber oído casos similares en su juventud: historias de una antigua infección que consumía las fuerzas de la persona y la dejaba indefensa. Tras investigar mucho, identificó la causa: parásitos. Con este conocimiento, comenzó a tratar a los aldeanos con remedios naturales, pero muchos ya habían sufrido daños.