Las fuerzas se debilitaron, los síntomas empeoraron: el poder del ajo reapareció
De adulta, Marta sintió que su condición física empeoraba cada vez más. A menudo se sentía extremadamente cansada, y las molestias estomacales y la indigestión se convirtieron en la norma, y a veces incluso la diarrea. Acudió a varios médicos y se hizo exámenes de rutina, pero los resultados siempre eran normales. Esto le hizo sospechar que la raíz del problema podría no estar en la superficie, sino en alguna amenaza invisible en su cuerpo.
Finalmente, Marta recordó las enseñanzas de su abuela y decidió confiar en el poder de la naturaleza para combatir las molestias. Todos los días picaba ajo fresco y lo mezclaba con la comida, o lo machacaba para hacer una pasta de ajo y la añadía al agua para beber. Al principio, no se acostumbró a su fuerte sabor, pero creía firmemente que la haría cambiar.
Unas semanas después, ocurrió un milagro.
Unas semanas después, Marta empezó a sentir cambios sutiles en su cuerpo. El dolor de estómago y la indigestión disminuyeron gradualmente, su fatiga persistente se redujo significativamente e incluso recuperó el apetito. Marta acudió a más exámenes, y el médico confirmó que la infección parasitaria había desaparecido y que su salud había mejorado significativamente.
Marta se dio cuenta de que, además del aroma del ajo, había una fuerza aún más poderosa: la alicina. Este ingrediente natural tiene potentes funciones antibacterianas, antivirales y antiparasitarias. Puede eliminar parásitos del cuerpo, restaurar la salud intestinal y promover la autoreparación del organismo.